No
sabía lo que había pasado. No lograba recordar absolutamente nada. Era
consciente de que se encontraba atado sobre una especie de camilla tumbado y
bajo un molesto y sofocante haz de luz, tipo quirófano, que me impedía abrir
los ojos para intentar ver lo que sucedía a su alrededor.
Bajaron,
quienes fueran, un poco la fuerza de aquél poderoso faro; lo suficiente como
para que una vez que su vista se pudo adecuar
u poco a la nueva situación, lograra atisbar un par de bultos semovientes,
que no parecían humanos, observándolo.
Uno
de ellos le hablaba; mejor dicho, sentía que le hablaba; pero en su rostro no
se notaba ningún rasgo de movimiento que delatara tal acción. Y, sin embargo,
él oía voces; inteligibles, dentro de su cabeza. Al cabo de unos instantes de incertidumbre y
un total abatimiento, se dio cuenta de que se ponía en contacto con él,
telepáticamente.
Por
un momento, la escena le recordó aquellas tantas veces vistas en las películas
policíacas, en blanco y negro, de su juventud.
No
había castigo físico a diferencia de los celuloides, salvo naturalmente, el
descomunal foco que había tenido hasta hacía escasos momentos sobre sus ojos.
Pero notaba una presión, muy intensa, en el interior de su cabeza; en la
sienes.
Poco
a poco fue serenándose; con una tranquilidad falsa, fingida; ésa que nuestro
organismo expande sobre todo nuestra cuerpo y que resulta ser una protección
que nos impide sufrir más allá de un punto antes de sobrepasar un límite.
Una
batería de preguntas eran recibidas, constantemente, en el centro neurálgico
informativo de su cerebro, en el tálamo; y , éste, contestaba automáticamente;
casi saltándose las órdenes previas que debería de recibir para acometer tal
acción...la de contestar; era como si, el tálamo, hubiera recibido un chute de
pentotal; como si no tuviera poder de reacción, de resistencia; como si hubiera
sido abandonado a su suerte...
Mientras
tomaba consciencia de estas "conversaciones" exprimidas de su
cerebro, se percató de que de que le había dejado a solas. En ese momento era
el único morador humano de aquella especie de habitación frente a una sola
figura fantasmagórica. La otra, había desaparecido...pero ¿por dónde?. Daba la
impresión de haberse volatilizado en un instante.
Con
el paso de lo que para él parecieron minutos, se fue tranquilizando; la
situación estaba lejos de poder ser controlada, pero mientras que se
"entrevistaba" con aquella sombra, la luz estaba dispuesta tras ella,
notaba como si un analgésico actuara, a la par, en su organismo. Una especie de
sedante.
¿Estaría
prisionero?. No acababa de de terminar de preguntarse su situación, cuando en
ese mismo instante tuvo la certeza de que no lo estaba. En algún momento, había
sido liberado de sus ligaduras y...levantado de aquella camilla... ¿pero
cuándo?. No tenía ningún tipo de
consciencia de haber vivido esa circunstancia
La
realidad del momento, le decía que se encontraba sentado frente a una silueta
con cierta similitud a la humana y que le hacía preguntas como si fuera un
interrogatorio.
Pero
¿le hacía las preguntas, realmente? Le costó un rato comprender que no
necesitaba contestar verbalmente; lo que realmente hacía aquél ser era extraer
sus respuestas del interior de su intelecto.
No
pudo decir el tiempo que dedicó su interlocutor a sonsacarle la información que
consideró oportuna. Tampoco logró recordar ninguno de los temas sobre los que
le preguntó. Una ficticia esponja borraba de su memoria tras cada respuesta
extraída. Pero sí que hubo un punto de inflexión durante su interrogatorio y es
el momento en el que él empezó a ser consciente de que lo que se le preguntaba
y él, vía telepática, le contestaba, en realidad era información absorbida por
aquél ente. No era una información intercambiada, sino robada.
Y
"su mundo", por un momento, se vino abajo; ¿qué podía hacer él frente
a unas mente tan desarrolladas, capaces de entrar en el interior de su cabeza y
extraerle, sin dolor, como si de un "picho" informático se tratara,
la información que desearan de él? Era como hacer una copia de aquél disco duro
humano y borrar los ficheros que los interesaran; quedándose con la información
que realmente les resultara útil.
Y
él, o lo que hasta, al menos, el momento, que no recordaba, que había sido
secuestrado por aquellos dos seres extraños, paranormales, resultaba ser el
Jefe de Información de los Asuntos Extraterrestres de la Agencia Europea
Espacial.
¿Hasta
dónde habría "contado"?. No lo podía precisar. No recordaba nada de
los "hablado".
Poco
a poco, como neblina norteña, se fue disipando la oscuridad reinante del lugar
en el que se encontraba, dando paso a una semi penumbra que le permitió ir
tomando conciencia de dónde podía estar y más al empezar a distinguir esbozos e
bultos y de muebles que iban apareciendo, poco a poco, ante él.
De
pronto, supo que estaba en la habitación del hotel que unos días atrás su
secretaria le había reservado para asistir a la Conferencia Intercontinental de
la Agencias Espaciales de los distintos continentes.
Un
sudor denso y frío recorrió todo su cuerpo...
Presentado a la I Edición de de Concurso de Relatos Cortos H.P. LOVECRAFT. Festival
La Mano, a través de la Asociación Cultural Cine Invisible en colaboración con
las Mediatecas de Alcobendas. (Madrid).
No hay comentarios:
Publicar un comentario