viernes, 27 de marzo de 2015

Lo que nadie ve ¿no existe?


Resulta que ya hace años que aparecieron programas de cierto corte novedoso y sobre todo atrevido que herían los sentimientos de la inmensa mayoría de los entonces entrevistados; y sobre todo, de cada perro pichichi que te encontrabas por la calle, trabajo. etc.
Nadie los veía. Ante la pregunta tonta, pero oportuna, de: ¿y cómo lo sabes? la respuesta sonaba al ra-ta-ta  de una metralleta y te replicaban con la ya famosa y socorrida de: "...haciendo zapping una noche, lo vi un momento..."
Es sabido que "La 2" de TVE la ven cuatro; media docena en los ratos que emite documentales de la fauna salvaje.
Existe una doble moral en muchos casos de la vida. Y en esta cuestión es, quizá, donde más se dé y se note.
Los sondeos demoscópicos y de "share", castellanizándolo cuota de pantalla, englobándolos como zarandajas y creyendo más o menos en ellas; pues soy de los que pienso que se puede y se hace manipular, al final dan resultados; y éstos nos dicen, con claridad meridiana, que en ésta España, no sé si en otra, los ven  "... desde la princesa altiva, a la que pesca en ruin barca..."; frase, evidentemente, que no es mía. Está escrita por  José Zorrilla en su famoso Don Juan Tenorio.
Puestas así las cosas, nos escandalizamos con esa moral de puertas para afuera; con la moral "oficial"; la de la foto; la "inmoral", por falsa. Pero no solemos faltar a la cita de tal o cual programa , o todos, de éste índole.
Las televisión que, como proyección del propio ser humano que la construye y difunde, usa, y abusa,  exactamente igual de esa doble moral; y, en función de los grupos editoriales de los que se nutre, se rasga las vestiduras ante los hechos de tal o cual político o personaje público, haciendo la vista gorda de éste o aquél tertuliano "amigo de la casa" por ese poco y mal llamado sentido ético de la honradez profesional.
Los programas o, globalizándolo, este tipo de hacer televisión en sí no es ni bueno ni malo. Depende sólo del hecho de que estén bien o mal realizados..
Independientemente, respeto a quien no quiera verlos por principios; los que sean; pero que no los vean de verdad.
Y como cualquier cosa en la vida, tiene su lado bueno y su lado malo. Siempre dual. Puede que, algunos de ellos, de los programas, nos muestren esa cruda realidad de nuestros propios actos humanos y prefiramos no saberlo; o, simplemente,  que no nos gusta que nos retuerzan nuestras conciencias.
Programas "basura"; pues depende. Desde luego que "haberlos, haylos"; pero no por eso hay que etiquetarlos a todos bajo ese paraguas.

En cualquier caso, recomiendo ser leales, dentro de nuestra imperfección, a nosotros mismos y, cuando digamos "ese programa no lo veo", sea de verdad.



Presentado a la Convocatoria Antología Relatos Teleirrealidad facebook.com/teleirrealidades.

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