Resulta
que ya hace años que aparecieron programas de cierto corte novedoso y sobre
todo atrevido que herían los sentimientos de la inmensa mayoría de los entonces
entrevistados; y sobre todo, de cada perro pichichi que te encontrabas por la
calle, trabajo. etc.
Nadie
los veía. Ante la pregunta tonta, pero oportuna, de: ¿y cómo lo sabes? la
respuesta sonaba al ra-ta-ta de una
metralleta y te replicaban con la ya famosa y socorrida de: "...haciendo
zapping una noche, lo vi un momento..."
Es
sabido que "La 2" de TVE la ven cuatro; media docena en los ratos que
emite documentales de la fauna salvaje.
Existe
una doble moral en muchos casos de la vida. Y en esta cuestión es, quizá, donde
más se dé y se note.
Los
sondeos demoscópicos y de "share", castellanizándolo cuota de
pantalla, englobándolos como zarandajas y creyendo más o menos en ellas; pues
soy de los que pienso que se puede y se hace manipular, al final dan
resultados; y éstos nos dicen, con claridad meridiana, que en ésta España, no
sé si en otra, los ven "... desde
la princesa altiva, a la que pesca en ruin barca..."; frase,
evidentemente, que no es mía. Está escrita por
José Zorrilla en su famoso Don Juan Tenorio.
Puestas
así las cosas, nos escandalizamos con esa moral de puertas para afuera; con la
moral "oficial"; la de la foto; la "inmoral", por falsa.
Pero no solemos faltar a la cita de tal o cual programa , o todos, de éste
índole.
Las
televisión que, como proyección del propio ser humano que la construye y difunde,
usa, y abusa, exactamente igual de esa
doble moral; y, en función de los grupos editoriales de los que se nutre, se
rasga las vestiduras ante los hechos de tal o cual político o personaje
público, haciendo la vista gorda de éste o aquél tertuliano "amigo de la
casa" por ese poco y mal llamado sentido ético de la honradez profesional.
Los
programas o, globalizándolo, este tipo de hacer televisión en sí no es ni bueno
ni malo. Depende sólo del hecho de que estén bien o mal realizados..
Independientemente,
respeto a quien no quiera verlos por principios; los que sean; pero que no los
vean de verdad.
Y
como cualquier cosa en la vida, tiene su lado bueno y su lado malo. Siempre
dual. Puede que, algunos de ellos, de los programas, nos muestren esa cruda
realidad de nuestros propios actos humanos y prefiramos no saberlo; o,
simplemente, que no nos gusta que nos
retuerzan nuestras conciencias.
Programas
"basura"; pues depende. Desde luego que "haberlos, haylos";
pero no por eso hay que etiquetarlos a todos bajo ese paraguas.
En
cualquier caso, recomiendo ser leales, dentro de nuestra imperfección, a
nosotros mismos y, cuando digamos "ese programa no lo veo", sea de
verdad.
Presentado a la Convocatoria Antología Relatos Teleirrealidad facebook.com/teleirrealidades.
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