lunes, 16 de marzo de 2015

No, no... yo



Con unas cuantas primaveras menos, en mi caso febreros, estaría con la pinza parecida a la vuestra; no sé si diciendo ¡OTAN NO!, o ¡Gibraltar Español!, posiblemente lo último; aunque todo dependería de lo debilitado que se encontrara mi cerebro después de haberme sobrepasado por la noche, bendita noche, de cubatas.
No es que uno haya sido muy saleroso en su vida y más si hablamos de degustaciones más o menos alcohólicas, aunque algunas las haya catado a base de bien, pero cierta reminiscencia bohemia, queda como impronta, para siempre, por lo menos en nuestras cabezas que, a la larga, suelen ser las más perjudicadas, sin menoscabo de una cierta lucidez casi esperpéntica pero que te hace ver la vida con la suficiente socarronería y buen humor como para que no te la amarguen desde el momento que abres los ojos por la mañana...o cuando realmente se pueda.
Por eso, cuando las edades de la vida comienzan a poner un "pre" delante de la historia, es cuando más recuerdas, por si en los venideros se te ha instalado cual okupa un individuo "non grato" en tu cacumen, comienzas a rememorar, mejor un poquito bañado en alcohol, si se puede, las escenas de tu vida; casi siempre juveniles y añoramos "aquellos tiempos del cuplé", en mi caso una mezcla de Karina y de la Credence, que ya son ganas de hacer cóctel.

Es por esto que hoy, sintiéndome generoso, levanto mi vaso, de tubo, de los de toda la vida, y brindo con vosotros y, aún sobrio, lanzo al aire una frase, que seguro será de vuestro agrado, pues se trata de beber de "gañote", que diría un buen amigo y , eso, siempre hay que tenerlo en cuenta. Esta copa, os la pago yo.


Para el III Concurso de Relatos Hiperbreves Ma non troppo.

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