Y es que el aparatito es conocido. Es un respirador que
insufla aire a las personas que, por algún motivo, y estando vivos, necesitan ayuda, de forma
muda, a que el aire penetre sin soniquete por donde debe.
Y ahí está la Ciencia, con su paciencia; la de los
muchachotes con nuevos brotes, de investigar. Son savia nueva que al cielo
eleva, aspiraciones , sus ilusiones y con estudios y muchas pruebas, con
electrones y mediciones, hacen que el aparatito que se le pone al impaciente
que es un paciente, mediante estudios, no sea toda la noche, a troche y moche,
¡cuánto derroche!; sino que se sea un rato o un ratito y en su casita,
cómodamente, en su camita, donde el pobre paciente, nada indolente, reciba el
aire de la montaña, o brisa marina, ¡qué fino hila!, el de la bata blanca que
se apaña con un cuartito, o sala grande, laboratorio o auditorio, en el que
hacer sus prácticas con gran tesón, logrando, poco a poco con sus estudios, no
sólo mejorar las condiciones, que son razones, de un pobre hombre; sino que a
la vez, mejora el rendimiento, y esto es un portento en cuanto al peculio y más
si es de todos como es lo público.
Conviene pues, por tanto, medir con mucho tiento, no sólo el
"alimento" de la persona que necesita ese "aroma" que le
mete en el cuerpo toda esa goma; sino que hay otra parte, con su importancia, y
es que no sea caro, si es posible, la circunstancia; y así, estudian
modos, como sabelotodo, esos científicos
casi siempre proscritos, por unas leyes casi siempre dictadas para ser
recortadas en caso de desdichas inversionistas; y, como siempre, la pagan los
de abajo, en este caso lo más posible es que sean pensionistas y los colegas
que investigan el aparato y que están fritos por el delito de que les gusta el microscopio,
lo toman como suyo, lo hacen propio, e investigan que además de ser bueno para
el paciente, salga lo más barata, la maquinita, a todo el Ente.
Pues no está nada mal, que la gente cabal, arrime el hombro
de esta manera, pero me asombro de la manera artera que se utilizan estos
estudios cuando la fiebre austera recorre el claustro universitario y recortan
gastos en algo primordial, pero que luce poco de cara al mandatario
ministerial. Y engordan más el paro con personas baratas en su jornal sin mirar
adelante, el muy tunante, como si no le importara más que su paso por ese mundo
politiquero, sin dejar asentadas unas bases en las que la investigación sea el
entronque más importante de esta nación.
A pesar de esta gente, nuestros expertos, consiguen ser maestros
y...por no estar despiertos los gobernantes, emigran a otros páramos donde hay
vacantes.
Para el Concurso
Inspiraciencia. Barcelona.
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