miércoles, 24 de junio de 2015

Diecinueve pulgadas


Suficientes para que un ser humano tenga una ventana al  mundo exterior desde su habitación sea o no hospitalaria; diecinueve pulgadas, medida que sirve a un individuo a no perder el ritmo de la vida, por un artilugio demoníaco, según nuestros antepasados, que le permite conocer el mismo suceso a la vez que otro sujeto, con más salud,  y que lo esté viviendo "in situ".

Marcan la diferencia entre vivir o vegetar al compás de la bondad del amigo que te venga a referir las últimas novedades; siempre después de lo que te han contado ya esas valiosísimas, diecinueve pulgadas...


Para el I Concurso de Micro-relatos Una Ventana al Mundo. Roto-Frank.

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