El guantelete permanecía sobre la mesa de la cantina de una
aldea medieval atiborrada de malintencionados, pendientes de un gesto del matón
local para apropiarse de la bolsa del viajante que hubiera venido a dar con sus
huesos a aquél antro de pulgas para
apaciguar su sed física o la otra; esa que se lleva en el interior y que no
tiene colma por mucho mal vino del que te hinches.
Los ojos del viajero controlaban el movimiento del local;
intentando prevenir, algún "mal trago".
Esto lo llevó a entrecruzar su mirada con otra, inquisitoria,
que le preguntaba en silencio, si estaría dispuesto a arriesgarse por su bolsa.
El brabucón buscó el pomo de su espada; un gesto de reto
estudiado. Tuvo réplica inmediata; dejó pausadamente su jarra avinagrada sobre
el tablón de madera pegajosa, mientras El Cid, mantenía firme la mirada de
aquellos ojos huraños. Fue suficiente.
Para la II Edición del
Concurso de Micro-relatos de Tema Histórico. Biblioteca
Plaça d’Europa de L’Hospitalet de Llobregat, con la colaboración de Viena
Edicions, Nórdica Libros, la asociación Rvbicon y el Servei de
Biblioteques-CePSE. L’Hospitalet de Llobregat. (Barcelona).
No hay comentarios:
Publicar un comentario