Sentado
en una desapacible tarde de mayo, en el pequeño jardín que rodea mi casa,
escribo, con la obligación de matar el tiempo, en un afán de cubrir unas horas,
o un rato, que me sirva, a la vez para tal fin y, de paso, que la historia que plasme
en este folio agradecido que me presta desinteresadamente su blancura virginal,
para que este aprendiz de todo y especialista emborronador de hojas, pueda al
menos inmiscuirse de tal forma en lo que narra, o lo intenta, y que sirva para
haber pasado un rato un poco más entretenido de su existencia.
Y
a la postre es eso; intentar escribir cada segundo en la vida de una manera
caligráfica o no, lo suficientemente como para que el tiempo, ese que tanto
añoramos cuando no lo tenemos, sea algo baladí que no ha ocupado lugar en esos
instantes llenos por las historias que surgen de nuestras cabezas; en un único
propósito de disfrutar tanto de él que, cuando ha pasado, resulta que lo
echamos de menos.
Incongruencias
del ser humano. Cuando podemos contabilizar el tiempo y realmente darnos cuenta
de que lo "vivimos", suele ser porque lo que hacemos, ciertamente, es
aburrirnos.
Entonces
inventamos historias. Todos, sin excepción, que nos llevan, con más o menos
arte, a conseguir haber vivido ese lapsus que dura, sin haberlo saboreado
realmente, el momento; pues, mientras concebíamos y planeábamos la idea en el
trozo de papel inmaculado, el tiempo se esfumaba a la par.
¿Qué
hacer ante tal desafío? Se trata de saborear el tiempo que empleamos en
realizar unos trazos en una hoja intentando, con mayor o menor acierto, y eso
lo solemos conocer como talento, que pase el tiempo rápido y productivo; y
resulta que cuando llegas al final de lo que has querido plasmar, tienes la
sensación de que ese tiempo invertido en no aburrirte... se ha desaprovechado;
pues ha pasado ya...
¡Ay,
Kant! La que liaste al intentar explicar lo que era el tiempo; cuando, en
realidad, el tiempo para cada cual, es lo que es; es una cosa distinta...
Para el I Certamen
de Micro-relatos Javier Tomeo. Asociación Literaria Poiesis y Compromiso y Cultura.
Alcañiz. (Teruel).
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