( Se abre el telón. La estancia, representa un viejo hórreo
asturiano, aderezado y acicalado con esmero. Es claro, una recuperación
mimosamente hecha, como una experiencia
más en lo que se denomina, últimamente, turismo rural.)
Sale
Pelayo, uno de nuestros protagonistas, por el lado derecho del escenario. Se
para junto una mesita supletoria en la que están dispuestos una jarra de barro
con agua y dos vasos. Se sirve agua en uno de los vasos y da un generoso trago,
saboreando el "sabor" de aquél agua cristalina.
(Comienza un soliloquio, en el que se
justifica, o trata de hacerlo ante sí mismo, de por qué se encuentra en ese
lugar)
Pelayo : He venido por tener ocupado el
tiempo. No tenía nada mejor que hacer y la verdad que tanta costa ya me satura.
Qué aburrido es cuando no tienes a nadie cerca con el que charlar o salir a
tomar unas copas...
Si lo llego a pensar antes, ni me hubiera movido de
casa...total...terminaré por aburrirme aquí también; no creo que en éste lugar
haya cosas con las que poderse
entretener...
¡Qué tedioso es todo! ¡Qué vida más aburrida! ¡Carajo!
(Dio varios pasos atropelladamente por la
estancia; dando muestras de cierto desasosiego; evidenciando que estaba allí
porque no le quedaba más remedio; pero, a la vez, lamentándose de haberse
acercado hasta ese lugar).
(Prosiguió). Además ¿quién me
manda a mí venir a este sitio tan cutre, antiguo, feo,? ¡Rural, por Dios!. ¡En
qué estaría yo pensando para venir aquí!. Mañana mismo, desayuno y me
vuelvo con viento fresco a mi casa; por lo menos allí puedo estar como me dé la gana...
"Voz" : ¿De
qué te quejas tanto, Pelayo?
(Pelayo da un respingo asustado; moviendo
hacia todos los lados la cabeza, intentando descubrir quien le ha hablado)
Pelayo
: (Cuando
al fin se recobró, pero sensiblemente nervioso). ¡Ea! ¡Ya está bien! ¡Quién ha dicho tal cosa! ¡No
tiene gracia! (Inspeccionó
de una manera azorada la habitación). ¡He dicho que ya está
bien, que salga quién ha hablado!
"Voz" : Estate
tranquilo, Pelayo, he sido yo. Soy el Hórreo en el que habitas. La gente cree que no tenemos vida
propia; y no es así. Lo que ocurre que preferimos callar y no
interferir en los asuntos de humanos...
Pelayo : ¡Qué
tonterías estoy escuchando! ¡Ya está bien! ¡O sale quien esté intentando gastarme una broma o
llamo al gerente de este establecimiento!
"Voz" (Identificada ya como
El Hórreo) : Y...¿estarías
dispuesto a creer al gerente?.
Piénsalo bien...
Pelayo
: Intentas confundirme... ¿de verdad
crees que voy a creerme que el gerente está en el ajo y sabe que este hórreo habla?...¡Válgame el Cielo, por favor! ¡Salga inmediatamente! (A continuación volvió a escudriñar cada
rincón de la habitación; aumentando su nerviosismo al comprobar
que no solamente no había nadie escondido, sino que hasta lo minuciosa que había podido ser su batida, no había encontrado ni el más ligero atisbo de micrófonos o artilugios electrónicos que
pudieran ser motivo de sospecha)
(Recobrando un poco la energía).
¡Es la última vez que se lo digo! ¡Salga, quien sea, de una vez!
El Hórreo : (Con
clara voz de paciencia). Pelayo, ya te lo he dicho, soy el propio Hórreo. Comprendo que te asombre. Soy
consciente de que he picado ante tus quejas y te he contestado,
saltándome el compromiso que tenemos todos los inmuebles de
no hablar con los humanos ni inmiscuirnos en sus asuntos.
Lo siento, pero ya no tiene remedio. Espero que termines por
comprenderlo.
(Iba a contestar de una manera un tanto
airada Pelayo cuando un característico ¡toc, toc! dado en la puerta de la
habitación, anunciaba una visita, cuando menos en ese momento, inoportuna.
Pelayo se acercó hasta la puerta y la abrió casi violentamente)
Gerente : Perdone
las molestias Sr., le he oído hablar y...pero, perdone, podría pasar...
Pelayo : Pase,
pase, (Contestó Pelayo, esbozando una
sonrisa de triunfo, ante la visita que, sin duda, vendría a desvelar la trama
urdida con esa voz
misteriosa...)
Usted dirá. (Cerrando la puerta tras de sí).
Gerente : Pues como le indicaba hace un momento, le he
oído hablar y hablaba con alguien, me explico; quiero decir
que no era un monólogo lo que usted hacía; se notaba
claramente que "alguien" (Enarcando
las cejas), repito "alguien" le contestaba. Yo lo oía.
Pelayo
: ¡Ja! ¡Entiendo! (Con una sonrisa victoriosa) ¡Y ahora me va usted a decir que hay un duende en esta habitación,
o mejor, un alma errante que, de vez en cuando, parlotea con
los inquilinos que aquí se hospedan! ¿No?
Gerente : ¡No,
por Dios, Don Pelayo, cómo se me iba a ocurrir semejante dislate, no!. Venía a prevenirle que con
quien usted hablaba hace un momento, es esta misma habitación, que como ella le habrá explicado, tiene voz y vida propia...
Pelayo
: ¡Y un cuerno! Ahora mismo recojo mis
cosas y me largo de esta casa de locos!
Gerente : Hará usted mal, Don Pelayo, es totalmente
inofensivo. No le hará ningún daño; y lo que es más importante,
le podrá dar mil temas de conversación. Es muy erudito; no se
olvide que es un hórreo milenario y ha escuchado millones de
conversaciones...
Pelayo : ¡Vale, ya no escucho más! ¡Me largo! (No pudo dar un paso más)
El Hórreo : Pelayo, ya te ha dicho el Gerente que harás
mal; yo puedo hacer que
pases un buen fin de semana...
Pelayo
: (Fue
a decir algo y, girando sobre sí mismo, se estampó contra el suelo de vieja madera del inquietante hórreo)
FIN
Para el 2º Concurso
de Micro-teatro en El Hórreo. Ecomuséu Ca l'Asturcón.
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