Nuestros
tatarabuelos, contemporáneos de los grandes osos cavernarios, sabían por su
memoria traspasada oralmente durante generaciones, que sus actividades
"laborales" tenían que estar delimitadas al tramo de luz que, según la
estación reinante, les correspondiera. Mi "tú" del tema es mi
"nosotros", como género humano.
Una
casualidad; una piedra que roza con otra y salta una chispa; un rayo...no
importa el suceso, cambió nada más ni nada menos que la Historia; con
mayúscula.
Y
de tal forma que por el uso del fuego... se llegó a alargar el período de luz;
al amparo de él, la vida en las cavernas se alargó; en las marchas de
aprovisionamiento, se pudo acampar al raso en la noche, pues disuadía a las
fieras de acercarse a los campamentos.
Y
se consolidó, mucho más, la interrelación en el propio Clan; las historias
antes sujetas a unos horarios con luz natural, ahora adquirían el suspense de
las figuras fantasmagóricas reflejadas,
con mucho dramatismo por los actores, en las paredes de las grutas, por llamas
crepitantes, moviendo a su antojo, la siluetas de los narradores de historias.
Sin darse cuenta, acababan de crear un efecto especial mucho más allá de los
que siglos después el singular Spielberg lograría en sus inigualables películas.
Un
salto de gigante, el primero, se había dado. Un gran salto de calidad en el
progreso de la Humanidad.
Después,
durante siglos, las generaciones se dedicaron a mejorar la calidad de esa luz
marcada por el fuego; y confeccionaron miles de artilugios, algunos han quedado
como "Vintage" ante una sociedad que vuelve, en cierta medida , la
cara a lo antiguo, sabiendo que en la mano, tienen aferrada la tecnología
actual; es como jugar con cartas marcadas.
Y
se hizo la luz. La eléctrica. La que revolucionó, para siempre,...relativo en
términos científicos, la vida de toda una sociedad, hasta la de nuestros días.
No entenderíamos, una vez conocida, una vida sin luz. Me atrevo a decir, que no
podríamos, ni tan siquiera, sobrevivir a esa "nueva" vida...
¿Cuántas
vidas dependen de la luz de un quirófano?...¿De tantas máquinas?... ¿Podríamos
pasar sin ordenadores, tablet, móviles...etc.? ¿Sabríamos volver a leer un
libro, al amparo de un cabo de vela?.
Para el IV Concurso
de Relato Breve "La Ciencia y Tú". El Norte de Castilla Digital y el Museo de la Ciencia
de Valladolid.
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