Permanecí extasiado frente al monumento; mientras una voz, me
relataba los acontecimientos que habían llegado hasta sus oídos....perdí la
noción del tiempo y una voz con sordina
cada vez se alejaba más de mi...
Grandes cañones retumbaban a mi alrededor; la metralla y la
pólvora, impregnaban las cubiertas de sangre con un regusto acre a carne
quemada.
La mayor parte de los buques no existían; no sería porque no
se habían quejado, numerosamente al mando de lo insuficiente de aquellas
defensas. Pero obedecieron ordenes. La milicia se sacrifica sin tener en cuenta
el número del enemigo.
Y me ahogaba; una cuerda enrollada en mi pierna, me
arrastraba hasta el fondo de aquella dársena con aspiraciones de puerto. El
buque renombrado insignia "Castilla", sucumbía como un esqueleto
viejo y se iba a los infiernos, arrastrándome con él a mí ¡Me ahogaba!.
Un zarandeo desesperado, de urgente preocupación, consiguió
volverme al refrescante agua que el liviano viento transportaba, del riego del jardín
que envolvía al monumento, hasta mi cara.
¡Hijo, qué te pasaba!. Recordé, que quien me contaba la
historia era mi suegro; de segundo apellido Montojo, descendiente directo de
uno de aquellos heroicos Almirantes, de la triste historia de Cavite.
Para el III Concurso de Micro-relatos "Lola Fernández Moreno". Encuentro
Literario de Autores en Cartagena. Cartegena. (Murcia).
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