martes, 5 de mayo de 2015

Demoledor


Resulta demoledor, como ser humano, estar dando un  abrazo a un amigo un par de horas antes mientas te tomas unos vinos y a carcajadas recuerdas las más estúpidas vivencias que has tenido juntos, para cualquier espectador del encuentro, sin sentido, pero para los protagonistas, los amigos, de una importancia extraordinaria; pues son sus vidas; sus vivencias. Lo que les ha unido a través del tiempo; un tiempo indeterminado y en el que no importa mucho ni cuando comenzó, ni si tan siquiera son capaces de recordarlo ambos por estar allí perdido en el umbral de los tiempos.
Y lo que resulta demoledor, como decía, es que pasadas esas dos horas, te encuentras frente a él, tras una mampara de cristal, mirando a un amigo que ya no lo es, porque el que está allí es otro. Su cara no es la suya, por mucho que se oiga repetir "está como era él"; mentira piadosa, porque le falta lo esencial: la vida. Eso que hace del ser humano algo único y distinto en cada reacción, en cada momento.
Y ahora estás mirándole intentando descubrir una facción que te demuestre que ése cuerpo era tu amigo que, a carcajada limpia, se reía de tu aventura o desventura tan solo un par de horas antes.
Resulta demoledor, que al abandonar el chiringuito donde te tomaste ése anónimo y último vino, nadie te tirara de la chaqueta y te dijera al oído: "invítale al último que vas a poder  disfrutar con él". Para despedirte con todos los honores; con la consciencia y gravedad del momento y esperando un mañana en el que los dos, en el  más allá, puedan retomar sus vinos y veladas alborozadas.

Al menos yo, creo en ese reencuentro, pero resulta demoledor.


Para el  VI Concurso de Relatos Breves de Diari de Terrassa. Terrassa. (Barcelona).

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