Aquella
niña fuera de época, que jugaba con sus primos y hermanos a entrechocar espadas
de madera, como en las novelas de caballería que leía; espíritu guerrero,
disconforme, fue el molde de Teresa de Cepeda monja, que "veía" a
Dios; reformista; lo llevaba tatuado desde pequeña, pasó a ser Teresa de Jesús,
tras sus visiones; capaz de discutir con el demonio en su jerga y, a la vez,
ser sublime en sus escritos.
Nunca
cambió. A Teresa de Jesús, le seguían gustando las novelas y recorría los
caminos como la protagonista de una de ellas. Y combativa. Y reformista.
Doctora.
Para el IV Concurso de Micro-relatos "El Folio en Blanco", de COPE Ávila.
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